¡Bienvenidos a bordo!

Viaja un siglo atrás y adéntrate en el Buque de los Sueños. En su interior, las vidas y las historias de las 2,208 personas que depositaron sus ilusiones, sus esperanzas y sus anhelos en él. Conoce de su propia mano esta travesía que ya es eterna, conoce la Verdadera Historia del Titanic.


viernes, 11 de octubre de 2024

La leyenda del Titanic, exposición Inmersiva

Tras varios años sin recibir en España ninguna exhibición sobre el buque más famoso de todos los tiempos, se estrena en Madrid La Leyenda del Titanic, la exposición inmersiva. Se encuentra emplazada en Matadero, centro cultural, en la sala 16 MAD (Madrid Artes Digitales) situado en Plaza de Legazpi, 8. Estará disponible del 12 de septiembre al 24 de noviembre de 2.024. La entrada general tiene un precio de 18,40€, para niños de entre 3 y 13 años, 13,40€, grupos de más de 10 personas, 11,40€, jubilados 14,40€ y colectivos especiales, entre los que entran discapacidad, carnet joven, familia numerosa y parados, 10,40€.


Vídeo promocional de La Leyenda del Titanic, la exposición inmersiva


El pasado sábado 28 de septiembre, algunos de los miembros de la Sociedad histórica del Titanic en España, acudimos a visitarla. Se accede en diferentes tramos horarios, lo que permite que el aforo esté controlado y que se pueda disfrutar del recorrido y las diferentes instalaciones sin que haya demasiada concurrencia de público, aunque es inevitable que en algunas zonas haya acumulación de personas y haya que esperar en algunas salas, sobre todo si se asiste en días festivos o fines de semana.

Nada más entrar te recibe una sala coronada por las palabras White Star Line y una pared decorada similar al casco del Titanic, como si nos encontrásemos en el muelle 44 de Southampton, aquel miércoles, 10 de abril de 1.912. Si miramos hacia arriba, veremos una proyección que imitaría la sombra que tendría la cubierta de proa por estribor. 



Fotografías realizadas por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


También encontraremos un cartel, en distintos idiomas, donde tendremos un QR para descargarnos una aplicación con un pequeño juego. En él, podremos ver a un actor representando al Capitán del Titanic, Edward John Smith. Durante el recorrido, en distintos puntos marcados, nos irá dando información adicional sobre la historia del buque y, tras ello, nos plantean varias preguntas cuya respuesta se puede deducir a lo largo de toda la exposición. Si se realiza el test, puedes conseguir un 5% de descuento para la tienda.

Es aquí donde nos presentan a los dos pasajeros que nos acompañarán durante todo el recorrido, Arthur Callahan y su hija, Elizabeth, ambos pertenecientes a tercera clase. Vienen representados como dos figuras digitales con las que te puedes hacer una foto a tamaño real. Cabe destacar que estos personajes son ficticios y que este hecho en ningún momento se especifica. Su introducción, un padre y una hija que viajan a Nueva York para reencontrarse con su esposa y madre, Cassidy, nos recuerda a la historia de centenares de pasajeros reales del Titanic.


Fotografías realizadas por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


En el pasillo, que evoca el interior de un barco, antes de entrar a la primera sala, podremos leer varios paneles con datos sobre la época, la compañía del Titanic, la vida en los pocos días de travesía que tuvo e información sobre alguno de los niños que iban abordo del buque. Estos son algunos de los que más nos llamaron la atención. 

- Una fotografía de la Cunard White Star Ltd., se presenta dentro de un contexto de "postales publicitarias". Sin embargo, la compañía propietaria del Titanic, la White Star Line, se fusionó con la que era su gran competidora, la Cunard Line, en 1.934, 22 años después del hundimiento.

- Se nombran a los tres buques de la clase Olympic, no obstante, dejan al Britannic como Gigantic, sin explicar que finalmente nunca se denominó así, ni tampoco el destino que éste tuvo.

- En un apartado de curiosidades sobre el Titanic, se basan en un fragmento de la película La última noche del Titanic, para asegurar que, durante la noche, el buque se plagaba de "sombras" que iban de un lado a otro ocultando romances entre pasajeros. La tripulación era cómplice de ello, recibiendo pagos de los amantes para comprar su silencio. Utilizar esto como algo a destacar de la historia es bastante ambiguo, habiendo cantidad de anécdotas documentadas y con nombres y apellidos, mucho más interesantes.

- Se destaca que en segunda y tercera clase, viajaban los pasajeros emigrantes con menos posibles económicos. Esto no es del todo cierto, ya que en segunda clase los pasajes no podían ser costeados por familias obreras ni en sus mejores sueños. Aquí viajaban, principalmente, comerciantes y burgueses, algunos de ellos con parte de su familia.

- En el panel dedicado a los niños del Titanic, se explica cómo sería la vida a bordo para ellos, principalmente centrándose en los pequeños de primera clase. Nos muestran la fotografía de los dos niños Navratil, de segunda clase, que viajaron junto a su padre, Michel Navratil. El hombre, en un intento de huir de su ex esposa y alejar a los pequeños de ella, había embarcado en el buque bajo el sobrenombre Hoffman, haciendo creer al resto de pasajeros que su mujer había fallecido. Michel pereció en el hundimiento y los menores tardaron casi un mes en volver a reunirse con Marcelle, su madre, quién los buscó incansablemente. También podemos encontrar una fotografía de los tres miembros de la familia Hart, pasajeros de segunda clase. El matrimonio formado por Benjamin y Emily, y su hija, Eva, de 7 años, emigraba a EE.UU. donde Benjamin pensaba abrir una farmacia. La niña y su madre sobrevivieron a bordo del bote 14. El padre, falleció en la tragedia.


Fotografías realizadas por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Al entrar en la primera sala, lo primero que llama la atención es el suelo, que representa el mismo linóleo que encontrábamos en el descansillo de la famosa escalinata del Titanic. Como grandes apasionados de la historia del buque, es un placer poder caminar por aquí y un detalle a tener en cuenta. Las lámparas, también recuerdan a las que lucía el buque.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Dos pantallas con unas verjas recrean los ascensores con distintas proyecciones. Varios actores, representando a distintos pasajeros de primera clase del Titanic, van subiendo y bajando. Realmente es bonito ver a los personajes con el vestuario de la época y sus interacciones, pudiendo imaginar cómo hubiera sido realmente viajar en los elevadores del buque.

Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Es un punto a favor y muy acertado que se refleje el interior de los ascensores en madera blanca, ya que éste era su aspecto real en el Titanic. La famosa película de Cameron, Titanic, de 1.997, los recrea como entonces se creía que eran, con acabado en madera y es por ello que erróneamente siempre suelen ser mostrados así.


Fotograma de Titanic, de James Cameron, concretamente en el minuto 29,17, donde se puede observar que el interior de los elevadores está acabado en madera.


Hay varios paneles explicativos en los que se puede ver la fotografía del último menú que se sirvió a bordo en primera clase, a la famosa banda y una de las fotos más conocidas del gimnasio del Titanic. En ella, tenemos al pasajero de segunda clase, Lawrence Beesley. Junto a otros, tuvo la oportunidad de visitar algunas de las estancias de uso exclusivo de los pasajeros de primera clase antes de que el barco zarpase de Southampton. Dos fotógrafos del periódico Illustrated London News, acompañados de Thomas McCawley, el instructor del gimnasio, fotografiaron a Beesley, montado en las bicicletas estáticas, junto con una mujer no identificada, quién, según palabras del propio Beesley, era una de las personas que fue a despedirle antes de viajar.


Lawrence Beesley y su amiga, no identificada, haciendo ejercicio en las bicicletas estáticas del gimnasio. Fotografía: https://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada


También nos muestran a los diez los pasajeros españoles que embarcaron en el Titanic. Sus historias están brevemente contadas y con algunos detalles llamativos. El principal, en este cuadro dedicado a Emili Pallàs, todas las fotografías que hay, pertenecen a Julià Padró, no poniendo ninguna imagen de Emili.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España

En el siguiente panel, en la fotografía, podemos ver a a la izquierda a Emili Pallàs y a la derecha a Julià Padró, pero esto último no está especificado.
Si quieres saber más sobre los pasajeros catalanes del Titanic, pulsa aquí. También tuvimos un encuentro con sus familiares, descrito aquí.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Respecto al pasajero asturiano, Servando Oviés, de 36 años, perteneciente a primera clase, nos indican que su cadáver, concretamente el número 189, que fue recuperado por el buque Mackay-Bennett, y enterrado en el cementerio de Halifax. También, que existen rumores de que este cuerpo fue, en realidad, comprado por la familia para acelerar el proceso legal que implicaba su fallecimiento. Lo cierto es que, en el registro donde se describían los cadáveres recuperados, el número 189, atribuido a Oviés, se le intuye como marinero y no presentaba un atuendo adecuado a lo que correspondería a un pasajero de primera clase. En la camisa, se pudo distinguir "J.R.". Su nombre completo, Servando José Florentino Oviés y Rodríguez, sí contienen dichas iniciales, sin embargo, no tiene mucho sentido que no fueran S.O. Tampoco se menciona que tuviera bigote, característica muy reconocible. Además, la edad estimada del fallecido era de 28 años, casi una década menos de los que tenía el español. Es muy habitual que en estos listados la edad de los finados variase mucho. La exposición de los cuerpos a los elementos durante los varios días que tardaron en iniciar la recuperación desde el naufragio, hizo que éstos se mostraran bastante deteriorados para ser identificados. Sin embargo, estas aproximaciones de edad solían ser hacia arriba, lo que no concuerda con este caso.

Dicho esto, no existen registros que prueben que el cadáver 189 fue comprado por la familia de Oviés para proceder a legalizar su defunción y así iniciar los trámites para una demanda contra la White Star Line. Es posible que así sea, o, quizás, fuera identificado por error. Su primo, José Antonio Rodríguez, así lo afirmó. Lo que sí sabemos con certeza, es que fue enterrado en Halifax, en el cementerio de Fairview, el 3 de mayo de 1.912. Posteriormente, el 15 de mayo, el cuerpo fue exhumado y enterrado, finalmente, en el cementerio católico de Mount Olivet. Probablemente, esta tumba, en la que reza el nombre del asturiano, no le pertenezca. Hoy por hoy, no se puede saber con seguridad. Su nieto, Servando, declararía en su día, "nunca se pudo saber, con seguridad, si su cuerpo fue sepultado en Halifax o no. Nosotros no tenemos ésa certeza".
Si quieres saber más sobre qué ocurrió con los cuerpos recuperados del naufragio y cómo fue todo el proceso, pulse aquí.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


En el centro de la sala, hay varias vitrinas que contienen vestuario similar al que se llevaría en 1.912 a bordo del Titanic, algunos objetos, fotografías, postales y réplicas. Entre otras, una portada del periódico El progreso donde se anuncia la tragedia, un pequeño trozo de carbón rescatado de la zona del pecio, unos prismáticos, que no son del modelo ni la época de los que había a bordo o una pequeña muestra de la vajilla. Los platos son réplicas actuales pertenecientes a la empresa RMS Titanic I.n.c. Se pueden adquirir en otras exposiciones que ya hemos tenido en España, como Titanic, the exhibition, y se encontraban incorrectamente rotulados. Se indica que las imitaciones, del plato hondo y el llano, corresponden a primera clase, cuando en realidad, son los que representan a los que se utilizaban en el comedor de segunda clase.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


En otra de las vitrinas podemos observar un ojo de buey correspondiente a un barco hundido en costas españolas, según el rótulo, aproximadamente en la década de 1.910. También, algunas postales de poco valor, de las cuáles, dos ni siquiera pertenecen al Titanic.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


La muestra resulta bastante pobre y algo decepcionante para cualquier apasionado de la historia del Titanic, con alguna excepción, como la de un pañuelo de seda perteneciente a Víctor Peñasco y Castellana, grabado con sus iniciales. Víctor, embarcó junto a su esposa, Josefa Pérez de Soto y la doncella de ésta, Fermina Oliva y Ocaña, en el puerto de Cherburgo. Pondrían, en el Titanic, el punto y final a una larga y feliz luna de miel antes de regresar a España. Sin saberlo, también sería el final para Víctor, quien perecería en la tragedia. Pepita y Fermina sobrevivirían a bordo del bote 8. La excepcional y valiosa prenda, fue un regalo de la familia descendiente de Peñasco, a Carles Bonet Corbalán, quien investigó y documentó la historia del matrimonio español. Ha sido cedido por él para ser expuesto, siendo uno de los pocos objetos de valor que realmente merece la pena contemplar.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Tras salir de esta estancia, pasamos a un pasillo donde haremos la cola para entrar a la primera sala de realidad virtual. Allí, podremos encontrar un timón donde hacerse fotos y algunas pinturas para colorear, donde amenizar la espera de los más pequeños. El día que nosotros fuimos, ya no quedaban impresos similares a las tarjetas de embarque donde los niños podían dibujar. Sí había disponibles folios en blanco. 

En este lugar encontramos, además, varios paneles informativos. En uno de ellos, titulado curiosidades del Titanic, tenemos información sobre el pecio y la bacteria que lo está destruyendo. Fue identificada en los restos en el año 2.010 y es la responsable de su rápida degradación. Su acción hace que el acero cree una especie de estalactitas de herrumbe conocidas como rusticles, que, previsiblemente, acabarán con el Titanic en apenas unas décadas. Esta subespecie de bacteria fue nombrada como Halomonas Titanicae, en honor al buque. Dos de sus descubridores fueron investigadores españoles de la Universidad de Sevilla, Cristina Sánchez-Porro y Antonio Ventosa.


La proa del Titanic está repleta de estos carámbanos de óxido. Fotografía: https://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada


En otra de estas curiosidades, con un ánimo amarillista muy obvio, nos indican que a bordo del Titanic viajaba un asesino, que había estado condenado por el homicidio de su esposa, sin dar más datos al respecto. Este hombre era William Mintram, de 46 años. Había cumplido 10 años de prisión tras haber matado a su mujer en una discusión con una puñalada por la espalda. Fueron sus propios hijos quiénes presenciaron el momento y los que tuvieron que relatar lo sucedido. Había sido liberado a finales de 1.911 o principios de 1.912. Se había enrolado en el Titanic, como fogonero, junto con su yerno, marido de su hija Rosina, Walter Hurst. William murió en el hundimiento.

William Mintram (Fotografía: https://www.encyclopedia-titanica.org/)


En otro de los paneles, nos indican que lo que nos vamos a encontrar en la primera experiencia de realidad virtual de la exposición, es un homenaje a la famosa banda del Titanic. Nombran a los ocho músicos que la componían y se describe que había un quinteto y un trío con diferentes instrumentos. Además, se explica que la última canción que sonó a bordo del Titanic aún se encuentra a debate, ya que distintos testimonios aseguran que fue el famoso himno Nearer, my god, to thee y, otros, que fue Autumn (Songe d'Automne). Se suele mantener que realmente fue la primera, aunque sigue siendo un tema controversial entre los historiadores del buque.


La famosa banda del Titanic. De izquierda a derecha, de arriba a abajo, John Frederick Preston Clark, Percy Cornelius Taylor, Georges Alexandre Krins, Wallace Henry Hartley, William Theodore Ronald Brailey, John Law Hume y John Wesley Woodward. A la derecha, en la foto individual, Roger Marie Bricoux. Fotografía de la izquierda: https://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada. Fotografía de la derecha: https://www.encyclopedia-titanica.org/


Toda la experiencia irá acompañada de música original, en una reinterpretación de estas dos últimas piezas que, supuestamente, sonaron durante el hundimiento. La banda sonora está dirigida y compuesta por el prestigioso compositor neerlandés, René Merkelbach. Interpretada por una orquesta de medio centenar de músicos y un coro, resulta una delicia auditiva, que te envuelve por completo en esos últimos momentos antes de que el buque acabara a 3.821 metros en el Atlántico Norte. 

Se muestra, además, uno de los testimonios más emotivos que hizo uno de los supervivientes sobre la legendaria orquesta del Titanic. No se especifica quién de ellos fue, sí que pertenecía al pasaje de segunda clase. El pasajero en cuestión es, el ya mencionado Lawrence Beesley, de 34 años, quién sobrevivió a bordo del bote 13.

"Se hicieron muchas acciones valientes ésa noche, pero ninguna más valiente que la de los hombres que tocaron minuto a minuto mientras el barco se hundía silenciosamente en el mar. La música que interpretaron fue tanto su propio réquiem inmortal, como su derecho a ser recordados en los anales de la fama eterna".


Lawrence Beesley. Fotografía: https://www.encyclopedia-titanica.org/


A continuación, pasamos a la primera sala de realidad virtual, donde nos ofrecen unas gafas  y unos cascos con los que escucharemos la pieza antes descrita. Cabe destacar que el personal en todo momento es muy amable, explicándonos el funcionamiento de los aparatos y cómo podemos movernos, en las sillas giratorias, para disfrutar al completo de la experiencia.


La sala con las sillas giratorias y los aparatos donde disfrutaremos de la primera experiencia inmersiva de la exposición. Fotografía realizada por la Sociedad Histórica del Titanic en España


El vídeo dura aproximadamente 6 minutos y puede verse en todos los ángulos a 360º. Acompañado de la música, se pueden ir contemplando diferentes imágenes. Unos actores recrean a cuatro de los miembros de la banda del Titanic. Mientras, se puede ver al buque apareciendo y desapareciendo como una especie de fantasma. Una estela dorada nos va guiando para no perdernos ni un minuto de la experiencia. Pasamos por la cubierta de proa, donde se encuentran los protagonistas de la exposición, los Callahan, y nos trasladan a la gran escalinata, donde algunas sombras bailan un vals. Se trata de Wedding Dance, de Paul Lincke, que formaba parte del repertorio de la orquesta. 


Wedding Dance, de Paul Lincke


Tras ello, podemos observar al iceberg desde su base y acabamos contemplando la colisión. El Titanic se hunde y miles de objetos provenientes de su interior, van sumergiéndose en el océano. En los últimos momentos de la proyección, veremos algunas fotografías reales de pasajeros del Titanic, como los niños Navratil, Eva Hart, John Jacob y Madeleine Astor, Isidor Strauss, Marjorie y Charlotte Collyer o Archivald Butt. No se dan sus nombres, ni se esboza un mínimo de su historia, tan sólo se muestran las imágenes. Finaliza con la famosa frase del filósofo Jack Foster, "todos somos pasajeros del Titanic", que nos indica la fragilidad de la propia vida.

Llegamos ya a la sala inmersiva de 1.200 metros cuadrados, donde poder sumergirnos en todo el viaje del Titanic, desde su construcción a su trágico final. En nuestra visita, todo estaba lleno de pequeños bancos donde poder sentarnos para disfrutar del momento. Cuatro enormes pantallas, que abarcan todo el espacio y también proyección en el suelo, nos narran la historia, siempre acompañados por la majestuosa BSO antes descrita, y los Callahan, quiénes van relatando su propio relato, que, recordemos, es ficticio. El vídeo dura, aproximadamente, 25 minutos.

Lo primero que se presenta son los astilleros de Harland and Wolff, en Belfast, Irlanda del Norte, donde podemos ir viendo cómo va siendo construido el casco, con diferentes animaciones y sonidos que nos transportan al momento. A continuación, pasamos ya al 31 de mayo de 1.911, día en el cual el Titanic fue botado en el río Lagan, en Belfast.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Tras una nube de polvo, pasamos al muelle 44 de Southampton, el 10 de abril de 1.912. El Titanic está listo para zarpar. Podemos ir observando todo el lado de estribor mientras el barco inicia su viaje inaugural. Arthur y su hija, Elizabeth Callahan, embarcan mientras nos van narrando el momento.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Ahora estamos en medio del Océano Atlántico. El puente del Titanic es el protagonista y nos encontramos, sin más, en medio del castillo de proa. Unas cuántas gaviotas van acompañándonos en el viaje. De inmediato, el buque da un giro y nos transportan dentro. Elizabeth Callahan quiere investigar el interior del barco, se aburre en su camarote. Aprovechando una distracción por parte de su padre, acaba recorriendo varias estancias como el comedor de segunda clase, con sus famosas sillas de madera, o la mismísima sala Marconi, donde juega con unos prismáticos nos permiten verlo todo con mucho más detalle. A continuación, acaba dentro del Palm Court y café Verandah, ya en primera clase. Lo describe así, "qué patio tan bonito, ¡hay tantas plantas!".


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Su padre, Arthur, comienza a buscarla frenéticamente y se preocupa por si pueden ser reprendidos por el atrevimiento de la niña. Mientras, la pequeña pasa también por el salón de fumadores de primera clase y el salón de lectura, seguida de su padre, que sigue intentando dar con ella. Este juego entre los personajes, nos concede este bonito paseo por el Titanic y llega ya el momento más esperado, la gran escalinata, donde finalmente se encuentran. Se inicia, entonces, un baile donde varias figuras fantasmales comienzan a moverse alrededor. El abrazo de ambos, nos permite tener el reloj en primera plana.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


A continuación nos vemos en las calderas, donde varios paleros están echando carbón. El Titanic consumía una media de 825 toneladas diarias para su funcionamiento. Nos sumergen, también en la sala de máquinas. Se puede apreciar el tamaño de las mismas y cómo eran las entrañas y ejecución técnica del buque.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Tras ello, podemos ver una perspectiva de las tres hélices del Titanic, navegando acompañadas de diferentes ejemplares de delfín. La música, ya con algo de melancolía, nos va presagiando que la tragedia está cerca.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Nos presentan, tras ello, unas formaciones de hielo, primero bajo el océano, para pasar a verlo en todo su esplendor en el exterior. Se presupone, es el iceberg que acabó con la vida del Titanic. Una noche plagada de estrellas, sin luna, es la única espectadora de lo que está a punto de ocurrir. Vemos al buque, por su parte de estribor, acercándose peligrosamente al gran témpano, contemplando, en primera plana, cómo rozó al iceberg de forma mortal.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


El choque abre una grieta a lo largo del casco, por estribor, cercano a la línea de flotación. Se calcula que la brecha medía aproximadamente unos 90 metros de largo y afectó a cinco cubiertas estancas, lo cuál era una condena a muerte en sí misma. El Titanic está fatalmente herido y tan sólo restan dos horas y cuarenta minutos para pasar a la historia. Nos trasladamos a una visión de las cubiertas, que comienzan a inundarse rápidamente, para acabar contemplando la gran escalinata y las diferentes estancias de primera clase, siendo destruidas por el agua. Nuestros protagonistas, los Callahan, intentan huir antes de que todo colapse.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


El agua consigue alcanzar la cúpula de la escalinata, y la proyección nos acerca a ella, representada más como un dibujo, rompiéndose por la acción de la inundación. Alrededor, todos los muebles comienzan a flotar.

 
Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Van sucediéndose, a continuación, distintas imágenes del buque en diferentes ángulos, ya a punto de ser consumido por el Océano Atlántico. La proa ya completamente inundada, deja paso a la famosa imagen del buque alzando su popa, acompañado en todo momento por estrellas fugaces y una música épica que te envuelve en el momento. Finalmente, el Titanic es engullido y varios objetos como sillas, lámparas o butacones, se sumergen en el mar.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Volvemos a la popa, elevada hacia el cielo y podemos observar a los diferentes botes salvavidas llenos de personas. Éstas compondrán a 
los 712 supervivientes de la tragedia. Nos desvelan, en este momento, la suerte de los protagonistas, que sí consiguen subir a uno de los botes y salvar su vida.

-No te preocupes, cariño, el Carpathia está de camino para rescatarnos.
- Y nos llevará a Nueva York, ¿con mamá?
- Sí, sí. La veremos pronto. No te preocupes. Todo estará bien.
- Y..., ¿y los demás pasajeros? Hace mucho frío y no parece haber suficientes botes para todos.
- No te preocupes cariño. Ellos... encontrarán la manera. Estoy seguro de ello.

En esta pequeña conversación entre los Callahan, nos dejan entrever la problemática de la insuficiencia de la cantidad de botes existentes con la totalidad de los pasajeros. También nos desvela cuál sería el destino de los 20 botes salvavidas del Titanic, que fueron rescatados por el R.M.S. Carpathia, capitaneado por Arthur Rostrom. Al ser una exposición apta para niños, el padre intenta suavizar qué ocurrió realmente con las 1.496 personas que no tuvieron la oportunidad de acceder a un bote y que finalmente fallecieron en la tragedia.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Pasamos al jueves 18 de abril de 1.912. El Carpathia llega a Nueva York y el protagonista de la historia, Arthur Callahan, hace un breve monólogo.

- Tuvimos tanta suerte de estar juntos en Nueva York, al fin... Pero no todo tuvieron la misma suerte. No importaba si eras de primera clase, segunda o tercera. Al final, todos éramos pasajeros del Titanic.

Comienzan a salir diferentes portadas de periódico de la época, algunas reales, otras no, explicando lo sucedido en el Titanic. La música acaba y unas nubes de polvo nos indican que la proyección ha terminado.

Tras terminar la experiencia, salimos a otro pasillo donde encontramos más paneles informativos. En uno de estos, podemos encontrar una descripción bastante exhaustiva, posiblemente detallada por Fernando José García Echegoyen, uno de los responsables históricos de la exposición, del choque del Titanic con el iceberg y el proceso de hundimiento del buque. Junto con la información, se pueden observar tres imágenes. 

La primera, nos muestra a  Frederick Fleet, el vigía que avistó el iceberg y dio la voz de alarma. Nos relatan, también, cómo el marinero acabó suicidándose, apenas dos semanas después del fallecimiento de su esposa. Tras la pérdida de su mujer, Fleet, quién vivía con su cuñado, fue desahuciado por el mismo y se encontró envuelto en varias deudas. La depresión no tiene época. Fue enterrado en el cementerio de Hollybrook, en Southampton, en una lápida sin nombre. La Sociedad Histórica Británica del Titanic, se encargó, en el año 1.993, de reparar este hecho y se colocó una lápida en su tumba que rememora su pasado como uno de los grandes protagonistas de la historia del Titanic.


Tumba de Frederick Fleet. Fotografía: https://es.findagrave.com/


La segunda imagen corresponde al que, se cree, fue el iceberg que causó la tragedia. Nos indican que la fotografía está realizada desde el buque Prinz Adalbert, el 16 de abril de 1.912, un día después del hundimiento. Sin embargo, esta instantánea le pertenece a W. Wood, capitán del S.S. Etonian, y fue realizada el 12 de abril de 1.912, dos días antes del naufragio. Wood, que llevó a revelar la foto tras llegar a Nueva York, escribió una carta donde divagó sobre la posibilidad de que éste, fuera el iceberg que se llevó al Titanic.


Fotografía del supuesto iceberg que hundió al Titanic y que nos muestran, con un texto erróneo, en la exposición. Ésta, concretamente, es la que pertenece al Capitán W.Wood. y fue realizada el 12 de abril de 1.912. Fotografía: https://www.gq.com.mx/


La fotografía a la que se alude en la exposición, la que fue tomada por el jefe de camareros desde el Prinz Adalbert, sí se realizó el 16 de abril de 1.912, un día después del naufragio. Se tomó sin tener noticias, aún, de lo ocurrido con el Titanic y les sorprendieron las marcas de pintura que se pueden ver en el hielo.


Fotografía tomada desde el Prinz Adalbert, el 16 de abril de 1.912. Ésta es a la que se refiere el pie de foto de la exposición. Fotografía: https://www.historylatam.com/


Existen varias fotografías de icebergs, hechas en la zona donde sucedió la tragedia, que aseguran ser el témpano con el que chocó el Titanic. Sin embargo, no hay constancia de que ninguna sea tajantemente la real, aunque, muy probablemente, alguna de las instantáneas que dicen serlo, realmente lo fuera.

La tercera y última imagen del panel, corresponde al bote plegable D, el último salvavidas que fue bajado por los pescantes del Titanic. Aquí, probablemente, fueron rescatados los dos niños Navratil, Michel Marcel, de tres años, y Edmond, de dos años, a los que se hace referencia en varias zonas de la exposición.


Plegable D en su llegada al Carpathia. Fotografía: https://www.etsy.com/


Al fondo, todo atenuado con una luz azul, tenemos el último panel de esta sala donde se relatan, por encima, los mitos y leyendas que se han cernido sobre el Titanic. Destacan la hipotética predicción del ya mítico libro Futility, de Morgan Robertson, la supuesta leyenda de la momia egipcia con una presunta maldición, que tratamos aquí, o los diferentes tesoros que se hundieron con el buque. Nos sorprende, para bien, que no se mencione la famosa teoría del cambio de barcos, conocida como Switch Theory, que ya desmentimos en esta y esta entrada. Para más información sobre ello, recomendamos el documental dirigido por Óscar Trúniger.




Al fondo, se encuentra una maqueta de un iceberg, haciendo, evidentemente, referencia al trágico final del buque.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Pasamos a otra sala de espera, la última, antes de entrar en la experiencia inmersiva final. Aquí podremos observar otros dos paneles informativos. El primero, trata sobre las cifras de fallecidos en el Titanic y nos muestra algunas imágenes reales de algunos pasajeros. Lo que más nos llama la atención aquí, es que las cifras no son correctas. Con los datos con los que contamos actualmente, el Titanic llevaba consigo a 2.208 personas entre pasaje y tripulación, de las cuáles, 712 sobrevivieron al desastre y 1.496 perecieron. En este cartel podemos observar que se basan en la investigación del Senado estadounidense para certificar que en el buque viajaban 2.223 personas y, de ellas, fallecieron 1.517. Podemos afirmar que esta información no está contrastada y está desactualizada. Además, en la zona de las fotos, junto a la imagen de Arthur Rostron, Capitán del Carpathia, se puede leer que los supervivientes fueron 720 personas, lo cuál ni siquiera coincide con los números que se manejan en la exposición. De hecho, en una de las preguntas del juego que te acompaña durante el recorrido, se plantean el número de supervivientes y la respuesta es 712.

Resulta bastante curioso que estos datos, en nuestra opinión, los más importantes sobre la historia del buque, no sean precisos. Las personas que iban a bordo y protagonizaron la mayor tragedia naval de la época, convirtiéndola en leyenda, son la esencia del Titanic. Aquí puedes leer un artículo donde se trata el tema de las cifras.

En las fotografías que podemos observar, en este mismo cartel, se pueden ver las imágenes de algunos pasajeros, en su mayoría de primera clase, con sus nombres y la suerte que corrieron en el hundimiento. No se dan más datos, ni se explica nada sobre ellos. 

En la estampa podemos contemplar, de primera clase, a la Condesa de Rothes, Eleanor Widener, Margaret Brown, James Clich Smith, Reneé Harris, Evelyn Nesbit, Francis Millet, Joseph Bruce Ismay, presidente de la White Star Line, Helen Churchill Candee, John Jacob Astor y William Thomas Stead. 

De segunda clase tenemos a Marjorie y Charlotte Collyer, y a los niños Navratil en dos imágenes, la primera protagonizada por ambos, en la que se los denomina Louis y Lolo. Estos son los nombres que les otorgaron tras ser rescatados. Los niños no hablaban inglés y, al ser tan pequeños, apenas podían decir ni cómo se llamaban. Como su idioma era el francés, y solían contestar oui a todo lo que se les planteaba, les denominaron así. En la segunda, podemos ver a Marcelle Navratil, su madre, con ambos niños en brazos, siendo aún muy pequeños, por lo que es anterior al naufragio.

No hay ni una sola fotografía que plasme al pasaje de tercera clase y, de tripulación, sólo tenemos representación del Capitán Smith y el Primer Oficial, William Murdoch. Es bastante chocante que, aunque han utilizado dos personajes que viajaban en tercera clase para guiarnos durante la exposición, en ningún momento haya mención ni imagen a ninguno de los que realmente viajaron a bordo del Titanic.


Michel y Edmond Navratil. Los conocidos como "huérfanos" del Titanic. Fotografía: https://www.thevintagenews.com/


También, se recrea la proa con una pantalla que proyecta el buque. Aquí, podremos hacernos una foto gratuita, lo que es un lujo en este tipo de exposiciones, para quedarnos con un recuerdo de la visita. Además, se ceden dos objetos, un reloj similar a los que se usaban en la época y una réplica del famoso collar conocido como Corazón de la Mar, joya ficticia popularizada por la famosa película de 1.997 Titanic, de James Cameron. Entendemos que el collar es muy reconocido para cualquier espectador de la misma, pero siendo una exposición que trata sobre la historia del Titanic, no procede demasiado.


Miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Pasamos, finalmente, a la última sala. La del metaverso. Aquí nos ponen unas gafas de realidad virtual y, nuevamente, el personal nos indica qué debemos hacer y cómo debemos movernos para no chocar con otros visitantes. Si hay menores de 12 años a nuestro cargo, deberemos llevarlos cogidos de la mano durante toda la experiencia. Lo primero que podemos observar es estar a bordo de un submarino, donde nos muestran el pecio del Titanic. A continuación, pasamos a la escalinata, donde unos personajes, nos explican las figuras del famoso reloj, con el Honor y la Gloria coronando el Tiempo. Pasamos al Café Verandah y en una de las mesas, si te acercas, se puede ver el último menú que se sirvió, en primera clase, la noche de la tragedia. Llegamos a una zona de camarotes de tercera, donde observamos las literas. Finalmente, nos transportan a la cubierta, donde, en el puente, nos espera un personaje que representa al Capitán John Edward Smith, quién nos sugiere que la visita ha terminado.


Fotografía realizada por miembros de la Sociedad Histórica del Titanic en España


Para finalizar, podemos ver un panel donde nos muestran los planos del Titanic. En ellos, se indica dónde estaban algunas de las estancias que nos han mostrado durante la exposición. También, podemos disfrutar de la maqueta Trumpeter, a escala 1/200, instalada en una gran vitrina, muy correctamente realizada.

Además, tenemos una pequeña tienda que resulta bastante pobre para cualquier aficionado a la historia del Titanic. Hay, tan sólo, tres libros sobre el buque, dos infantiles y, el más destacado, la nueva edición de Titanic, el Final de unas vidas doradas, de Hugh Brewster. También, algunos libros infantiles con referencias al mar, que ni siquiera tienen que ver con la historia, y un juguete de construcción que trata de representar al Titanic sin conseguirlo. Artículos de merchandising como lápices, imanes, cuadernos, camisetas, espejos, puzzles y un largo etc. con dibujos del barco, y otros como bandejas, abridores, colgadores de bolso o neceseres, que imitan el patrón de la vajilla de primera clase, concretamente la conocida como azul cobalto. 


Algunos objetos de merchandising de la tienda de La leyenda del Titanic, exposición inmersiva


Parte de ésta vajilla, fue hallada en el naufragio. A día de hoy no se tiene la certeza de dónde era utilizada concretamente. Se sabe que se encargó un número limitado de este modelo para destinarse al Titanic, sin embargo, sólo podemos afirmar que eran disfrutados por los pasajeros de primera clase, se desconoce si lo hacían durante veladas con grandes personalidades en el restaurante Á la Carte o en el comedor general de primera clase, en la mesa del Capitán. Podemos encontrar réplicas de ésta vajilla en Galería del coleccionista y de segunda mano.


Vajilla Azul Cobalto, réplica de la que llevaba el Titanic, de Galería del Coleccionista. Colección privada de la Sociedad Histórica del Titanic en España


La exposición, a nivel visual, es muy bonita de ver y si es la primera vez con realidad virtual, resulta muy disfrutable. Sin embargo, si quieres aprender algo más allá sobre la historia del Titanic, no es el mejor sitio para ello. Apenas hay datos sobre el pasaje y tripulación, ciñéndose sólo y, muy escasamente, a los pasajeros españoles, a los niños Navratil y a la banda del Titanic. Las cifras ni siquiera son correctas y se deja información al aire, como la antes descrita del "asesino", o el testimonio del "pasajero de segunda clase", al que ni siquiera nombran, que se quedan flotando sin ser explicados. Aunque la experiencia es bonita y la BSO muy buena, no acaba de meterte en lo sucedido aquel abril de 1.912. No consigue conmoverte, ni logra hacer empatizar al espectador, bajo nuestro punto de vista, con las historias reales que sí se vivieron a bordo y que están certificadas, gracias a los diferentes testimonios de los supervivientes. Aunque se entiende que la exposición está adaptada a menores, sí se podría haber enfocado de un modo más fidedigno y con mayor veracidad.

Recomendamos, a aquellos a los que les haya gustado la exposición, que puedan visionar cualquiera de las demos del juego Honor and Glory, aún en proceso, donde se puede recorrer partes del Titanic recreadas con muchísimo detalle y mimo.


Una de las imágenes promocionales de Honor and Glory


A pesar de que la experiencia no ha superado nuestras expectativas y nos ha dejado con ganas de más, siempre es un placer asistir a cualquier evento relacionado con nuestro buque de los sueños y poder disfrutar juntos de nuestra pasión.

Nota 2/5.




[Irene Hernández Rodríguez]