__________________________________
![]() |
Emili Pallàs |
Hoy
es el día. Tenemos una cita en Lleida con Gerard Pallàs, nieto de Emili Pallàs Castells,
superviviente del Titanic.
Llegamos
unos minutos de antes de las 5 de la tarde a la cafetería donde debemos
encontrarnos. Nos acomodamos en una mesa con espacio suficiente para todos y no
tarda en llegar Gerard Pallàs. Una buena
señal, no viene con las manos vacías, lleva una bolsa que parece bastante
pesada. Nos presentamos, Julio y Sandra
ya le conocían de la cena del centenario, aunque no habían podido hablar mucho
con él.
Nada
más tomar asiento se ríe cuando ve a Sandra sacar su libreta y prepararse para
tomar notas.
Abre
la bolsa y empieza a sacar documentación variada, dossiers, recortes de
periódicos, revistas, libros, todo lo que ha aparecido sobre su abuelo, se va
amontonando sobre la mesa, algunas cosas son muy antiguas. Nos dice que podemos
tomar notas o fotografiar todo lo que queramos.
De
repente abre un sobre y saca una fotografía. Increíble, la fotografía original
de su abuelo con Julià Padró que tantas veces hemos visto publicada en libros y
revistas está ahí, sobre la mesa. Nos la pasamos con cuidado, aquello es parte
de la historia del Titanic. Es emocionante. Le doy la vuelta, y puedo ver que
el reverso fue impreso como si fuese una postal. Me dice que eso antes se hacía
mucho.
![]() |
Emili Pallàs y Julià Padró |
Hay
más, nos saca otras fotos de su abuelo, algunas pequeñas, de tamaño carnet y otras más grandes.
Una
de ellas es de su abuela, Aurora Rabasa. Todas son impresionantes. Y sigue,
ahora nos muestra la foto de boda de sus abuelos, otra de las imágenes más
conocidas, pero aquella es la original. Otra joya, una cartilla de asistencia
sanitaria de su abuelo y también el recordatorio de su fallecimiento. También
hay un par de fotos de su padre.
![]() | |
|
![]() |
Amadeu Pallàs |
Empiezo
a llevarlas, de una en una, a la mesa contigua y a fotografiarlas con mi
cámara. Algunas fotos tengo que hacerlas más de una vez porque con los nervios
me falla el pulso.
Mientras,
Marisa y Sandra intentan descifrar el árbol genealógico de la familia Durán que
figura en un dossier. Por lo que nos cuenta, la persona que le ha remitido la
información da para una historia aparte. Tiene la teoría de que las hermanas
Durán son parientes de su madre, y el hombre, con más de ochenta años no deja
de investigar sobre el tema.
-Se distingue fácilmente a mi padre de mi abuelo. Mi
padre es el que no lleva bigote- me
dice mientras miramos las fotos-. Antes,
para los hombres, parece que el bigote era obligado.
Comentamos
lo mucho que se parecen los dos amigos en la foto. Se les ve muy decididos.
-Eran
jóvenes y muy aventureros. De repente decidieron que se iban a Cuba y así lo
hicieron.
Asiente
cuando le digo que Julià Padró tenía un primo en Cuba que le animó a emigrar.
-Pero Emili no tenía a nadie, se apuntó a la
aventura. Eran muy modernos para su época. Por aquel entonces Padró no estaba
prometido con Florentina Durán, sólo salían juntos, por eso les acompañó su
hermana Assumpció, de carabina. Aun así,
no es lo habitual en esos tiempos.
Entre
la abundante documentación que nos trae está la guía en castellano del museo
Titanic Belfast. Le preguntamos.
-Sí, estuve
en Belfast. Tengo otra guía en inglés firmada por el director del museo. Cuando
el guía del viaje les dijo quién era mi abuelo, me llevaron a parte y firmamos
en un libro de personalidades del museo.
-¿Pudo ver el Nomadic? En ese transbordador llegó su
abuelo al Titanic.
-Lo vi, pero
aquel día no pude visitarlo.
Hablamos
un poco acerca del Nomadic, reservado a los pasajeros de primera y segunda
clase.
Viajaban muy bien, el pasaje de segunda clase
costaba mucho dinero para esa época. Tenían las comodidades propias de primera
clase en cualquier otro barco.
Repasamos
los hechos de la noche del hundimiento, no tiene información de los camarotes
que ocupaban, pero sabemos que Julià y Emili estaban en uno, y Florentina y
Assumpció en otro. Su abuelo contó que un amigo argentino cuyo nombre no
recordaban y con el que habían hecho amistad en el viaje, les alertó de que el
barco se hundía y por eso corrieron al camarote de las dos hermanas. Hoy
sabemos que aquel joven era Edgar Andrew, un argentino que viajaba en primera
clase con destino a Nueva York para asistir a la boda de un hermano. Pereció en
el naufragio. Pero eso significa que pudieron relacionarse sin problemas con
pasajeros de primera, le digo.
-En lugares
como el comedor de primera no podrían entrar pero seguro que compartieron
salones comunes.
La noche del hundimiento dejaron a
Florentina y a Assumpció en el bote 12, al que no se les permitió subir y terminaron
saltando desde cubierta y deslizándose por los cabos hasta el bote 9. Ahí fue
cuando se lesionó su abuelo.
-Saltaron
desde la cubierta, Padró saltó, se sujetó a un cabo y descendió sin problemas
pero mi abuelo cayó mal y se hirió en una pierna. Quedo inconsciente y su amigo
lo ocultó bajo su asiento y lo tapó con unas lonas.
Se
dice que un tripulante le agarró para impedirle que saltase y que por eso se
desequilibró.
-Sí, y tuvo
suerte de caer dentro del bote. De haber caído al agua seguramente habría
muerto.
Hablamos de lo crítica que debió ser aquella situación teniendo en cuenta la altura y la oscuridad. Se encoge de hombros cuando Julio le pregunta si se recobró rápido o si siguió inconsciente hasta la llegada del Carpathia, no puede saberlo. Le mostramos la foto en la que aparece su abuelo en el Hospital St. Vincent. La conoce perfectamente. Julio le pregunta si como consecuencia de la caída le quedó alguna cojera.
![]() |
Pallàs en pie a la derecha en el Hospital de St.Vincent |
![]() |
El bote número 9 en el Carpathia |
-No, eso se ha dicho, pero no es así.
Vemos
unas fotos de los botes. Con la foto en que aparece el bote 9 sobre la cubierta
del Carpathia nos dice:
-Al principio
no supe el porqué, pero el 9 siempre fue el número de la suerte de mi padre
luego caí en la cuenta de que era el bote en el que se salvó el abuelo. Siempre
que jugaba a algo, tenía que ser con el 9. Nunca le toco nada.
Planteamos
la cuestión de si Pallàs llegó a viajar a Cuba o regresó directamente a casa
desde Nueva York. Gerard no cree que llegase a ir a Cuba. Repasamos algunos
artículos donde se afirma que llegaron a viajar hasta la Habana pero no parece
muy convencido.
Cuando
revisamos lo publicado en La Vanguardia de Barcelona los días 18 y 20 de junio
de 1912 parece dudar. Según esas
noticias Emili Pallàs y Assumpció Durán llegaron a Cádiz el día 18 y siguieron
viaje hasta Barcelona donde llegaron el 20 de Junio, en el vapor Montevideo. El
Montevideo es un barco de la Compañía Transatlántica Española que hacía la ruta
Nueva York-Barcelona, con escala en Cádiz. En ese lapso de tiempo (de abril a
junio) muy bien pudieron haber estado en Cuba.
-Puede ser,
pero sería por muy poco tiempo, prácticamente el tiempo necesario que requerían
las escalas.
Sandra pregunta sobre cuando se hizo la conocida foto en que aparecen
juntos Julià y Emili. Se ha publicado
que se la hicieron ese año, poco antes de embarcar en el Titanic. Con la foto
aún en su mano examina, su esquina inferior derecha, y descubre una marca en
relieve donde se aún lee el nombre del fotógrafo (Del Pino y Durán) y debajo
“La Habana”. Según como le da la luz, la marca es prácticamente invisible y ha
permanecido inadvertida todo este tiempo. La imagen nos habla desde el pasado
para zanjar la cuestión. La vamos examinando todos con emoción, pero además
tiene sentido, existen otros casos de supervivientes que se hicieron fotos y
las enviaron a sus familias para tranquilizarlas.
Gerard
nos dice que tampoco tiene noticias de Assumpció Durán desde su regreso. Le
planteamos si es posible que Julià y Emili se reencontrasen en alguna de las
ocasiones en que Padró viajó desde Cuba para visitar a su familia en Lliçà
d'Amunt. Piensa que es muy posible, pero no puede afirmarlo. Tampoco ha tenido
contacto con la familia Padró.
Confirmamos
con él lo que se ha publicado, que a su llegada a Barcelona, su abuelo abrió
una panadería en la calle Consejo de Ciento. Al año siguiente, en 1913,
contrajo matrimonio con Aurora Rabasa y en 1914 nació hijo su Amadeu.
-Desde su regreso, todo fue muy rápido- nos
dice.
De
alguno de esos datos dan fe las certificaciones registrales del dossier que
tenemos delante.
Cuando
su hijo Amadeu, tenía ocho años, se trasladaron a Lleida para regentar una
Administración de Lotería. Según explican, el primer año dio el segundo premio
del sorteo de Navidad, le preguntamos.
-Sí, y no ha
vuelto a dar ningún otro premio importante hasta la fecha.
Su
respuesta nos sorprende, ¿aún tiene la administración de lotería? ¿No ejerce
usted la medicina?
-Sí, soy
médico (aunque este año me he jubilado) pero también tengo la Administración de
Lotería. Tengo dos chicas que me la llevan. Fue la Administración número 1 de
Lleida. Inicialmente, aunque mis abuelos la regentaban, la titular era otra
persona, así que cuando ésta falleció, le dieron el número a otra persona y
pasaron a ser la número 2. Con el 2 pasó lo mismo y ahora es la Administración
número 3. El 3 es un número que no me gusta, no nos ha traído suerte.
-Mi abuelo murió en 1940, ¡el 14 de
abril! Era muy joven, tenía sólo 59 años. Yo no llegue a conocerlo. Murió de un
ataque al corazón -le dice
a Julio.- Su tumba no se conserva. No sé
qué sería de ella. Era una tumba normal y supongo que con los años, si no
conservaron su propiedad, los restos serían trasladados a otra parte.
![]() |
Emili Pallàs |
Cuando
se le pregunta por el carácter de su abuelo no duda:
-Antes del naufragio era una persona muy
jovial. Se pegaba unas buenas juergas con su amigo. Lo ocurrido le afectó
mucho, se volvió mucho más reservado. Lo decía hasta su mujer. No le gustaba hablar del Titanic. Cuando le
preguntaban decía que ya estaba todo explicado. Que no había nada más que
contar. Era mi abuela la que le apremiaba alguna vez para que hablase del
naufragio.
Cuando yo quería saber más cosas iba a
casa de mi abuela para que me hablase del Titanic. Es la que más interés mostró siempre sobre el tema,
con diferencia. Alguna vez le pregunté si el abuelo se llevó algo del Titanic. Hoy valdría mucho dinero.- dice riendo-. Pero la abuela siempre me decía que,
“si a duras penas pudieron salir ellos, ¿cómo iban a llevarse nada?”.
En
uno de los muchos periódicos que ha traído aparece su padre frente a un gran
cartel de la película de James Cameron.
-La productora invitó a mi padre al preestreno de la
película en EEUU pero no quiso saber nada. ¨Vete tú, me dijo”.
Finalmente,
le explicamos que tenemos localizada la familia de Julià Padró, incluso
llegamos a hablar brevemente con un familiar en “Can Tiret”, su masía natal,
quien nos confirmó que aquella era la casa que buscábamos. Si accediesen a
recibirnos, podríamos organizar una comida de reencuentro. Se muestra conforme,
dice que podríamos ir a comer a la masía.
-Seguro a que allí se come bien- bromea.
Es
hora de terminar el encuentro, Gerard recoge con cuidado todos los recuerdos
que ha ido dejando sobre la mesa, que son muchos.
Ya en la calle nos despedimos
encantados. Le agradecemos todo lo que ha compartido con nosotros y acordamos
seguir en contacto. Nos da un abrazo a todos. Emprendemos el viaje de regreso
contentos de cómo han ido las cosas y ya se propone alguna idea para seguir la
pista de Assumpció Durán.
Lleida,
2 de junio de 2018
Sandra,
Julio, Marisa y José, miembros de la Sociedad Histórica del Titanic de España.
José J. Carrillo
Sociedad Histórica del Titanic (España)
Maravillosa labor la que hacéis. He descubierto hoy el blog, pues me apasiona este tema. Gracias por aportar estos datos sobre estas personas,por darles voz...
ResponderEliminarUn saludo desde Canarias.
Gracias por leernos Noemí, esperamos que te haya gustado mucho.
Eliminar