En esta entrada os ofrecemos este magnífico artículo de Pedro Luis Campos, uno de nuestros colaboradores habituales y gran experto en la materia, sobre el controvertido Joseph Bruce Ismay el presidente de la compañía naviera White Star Line, la propietaria del Titanic.
Ismay es recordado en muchos casos como el villano de esta historia en gran parte por subirse a uno de los últimos botes salvavidas, el plegable C, cuando aún quedaban muchas otras personas a bordo. En este post Pedro analizará las razones que tuvo para hacerlo y desarrollará el por qué de esta aversión que siempre ha suscitado este personaje.
¡Muchas gracias compañero!
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Antes
de comenzar el artículo, un pequeño apunte personal: Una vez dos grandes chicas
me dijeron que el barco eran más que remaches, planchas y mobiliario de estilo
Luis XV, Luis XVI y Adams. Eran sueños, ilusiones, oportunidades... eran vidas.
Y todas esas vidas, incluidas las de los supervivientes, se verían marcadas
para siempre por el 15 de abril de 1912. A pesar de saber que pretendían
decirme, en aquel momento no conseguí entenderlo. Desde los 8 años, el
Titanic para mí significó un gran barco
que se hundió en 1912, y durante casi 20 años estudiándolo, jamás me detuve a
pensar seriamente en la gente que se encontraba en él. Simplemente era un Titán
enfrentándose a la naturaleza y pagando su arrogancia con su vida. Pero nunca
comprendí, que en ese precio, también iban incluidas vidas ajenas. Por lo
tanto, me gustaría pensar que el artículo, y los venideros, son en recordatorio
y homenaje al buque, pero ahora, también en recordatorio a todas esas vidas ya
pasadas que permitieron conseguir el significado pleno de lo que Titanic
significa hoy en día.
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Tras
más de un siglo de la tragedia del R.M.S Titanic, la fascinación por el buque y las más de 1,500 vidas que arrastró con él hacia su tumba final, sigue intacta
entre la cultura popular. Todo el mundo
conoce su historia: El mayor y mas lujoso barco de su tiempo transporta a los
personajes mas ricos y notorios de su época, junto a personas arraigadas a los
estratos mas bajos de la sociedad en busca de nuevas oportunidades y sueños,
que pronto se convertirían en pesadillas cuando el buque choca contra un
iceberg. No hay botes suficientes para todos. Cunde el pánico. Todo el mundo
lucha por sobrevivir. La popa se levanta sobre el agua, para finalmente
abandonar a su suerte a más de 1500 personas entre las heladas aguas del
Atlántico Norte. Algunos se convertirían en héroes, modelos a seguir,
ciudadanos cumpliendo con su cometido de caballero. Otros se aferran a sus
deseos e instintos humanos, monstruos que combaten por un trozo de madera al
igual que unas hienas lo harían por la carroña. Con el tiempo, el
descubrimiento de los restos permitió arrojar luz a grandes mentiras o mitos en
torno al Titanic, como es el hecho de que se partió en dos al hundirse, o que
fueron una serie de pequeñas fisuras distribuidas a lo largo del casco, en
lugar de una brecha de mas de cien metros que desgarró el casco, lo que
sentenció al buque. Pero los restos materiales solo pueden arrojar luz a la
forma en que se hundió. Sin embargo, las historias de sus personajes han
permanecido inamovibles desde el momento en que se concibieron. Hoy nos
centraremos en una de ellas: Joseph Bruce Ismay.
Joseph Bruce Ismay
No
vamos a hablar sobre aspectos generales o empresariales, si no que nos
centraremos en los momentos en que abandonó el buque a bordo del bote C, su
paso en las investigaciones americana y británica, la imagen que la Mass Media
difundió sobre su figura entre la sociedad, y su alejamiento (que no exilio) de
la sociedad a partir de 1,913.
Para
temas más generales, Wikipedia o Enciclopedia Titánica ofrece gran información.
Alrededor
de la 01.40 de la mañana, el bote C es arriado por el lado de estribor bajo las
órdenes del oficial Wilde. Entre los evacuados, se encuentra J. Bruce Ismay,
que salta mientras el bote comienza a ser arriado junto a otro pasajero, William E. Carter. Existen numerosas
versiones sobre la evacuación de Ismay, tanto del como saltó y del por qué lo
hizo, pero la mayoría obedecen a intereses propios, como puede ser los del
propio J. B. Ismay, o bien a los de la prensa amarilla de la época, que habían
conseguido con Ismay un cabeza de turco con el que aumentar sus ventas.
-El
propio Ismay asegura que entró en el bote cuando se aseguró que en los
alrededores ya no quedaban mujeres y niños que evacuar, y que al estar la cubierta
despejada, entró en él.
-Malaha
Douglas, junto a Harry Senior, coinciden en la historia de que Ismay era uno de
los ocupantes del primer bote en ser evacuado, que sería conocido en la prensa
amarilla de la época como “el bote de los millonarios”.
-Charlotte
Cardeza afirmó que Ismay fue el primer pasajero en subirse al primer bote que
iba a ser arriado, pero su hijo Thomas contradice su testimonio, ya que
describió como una de las ultimas mujeres en ser evacuada en ese mismo bote le
rogó a Ismay que subiera a él, a lo que él se negó, y que únicamente lo hizo
cuando fue presionado por la tripulación a hacerlo. Algo a recalcar, es que
Cardeza se encontraba en el bote numero 3, que fue de los primeros en ser
arriado, y Ismay en el C, que fue el último por el lado de estribor.
-Georgette
Magill asegura que Ismay evacuó en el bote C cuando todo el mundo estaba ya
dentro y que lo hizo por que el Capitán se lo ordenó.
-August Weikman, el barbero del barco, afirmó que el
Ismay fue lanzado al bote C. Este testimonio sería corroborado posteriormente
por el oficial de mayor rango que sobrevivió: Lightoller. El propio Ismay
posteriormente rechazaría esta afirmación durante sus interrogatorios en la
investigación al hundimiento.
-George
Rowe declaró que Ismay y otro pasajero subieron al bote antes de que comenzara
a ser arriado, y no después como recalcaba el propio Ismay. Aunque cuarenta
años después en una carta para el film “A Night To Remember” aseguró que no se
percató de la presencia de Ismay hasta que el bote llegó al agua.
William
E. Carter, el otro pasajero que saltó al bote, da su versión de los hechos:
Tras buscar a más mujeres y niños en las proximidades y no encontrar a nadie,
un oficial los invita a subir al bote si ocupan la posición de marineros
Las aquí
mostradas son algunas de las versiones que existen sobre la evacuación de Bruce
Ismay. Existen más, pero la mayoría corresponden a la prensa amarilla que se
centró en Ismay en los días inmediatamente posteriores al hundimiento del
Titanic, y algunas son simplemente tan irreales que omitirlas no supondría
perdida de información alguna. También existen versiones acerca de los
alrededores del bote C durante su preparación para ser arriado. Aunque Ismay
recalca que se encontraba despejado, resulta difícil pensar que, con el grado
de escoramiento del buque, el agua alcanzando la cubierta C, el pánico entre
los pasajeros al ser conscientes de que el barco se hundía, y tratándose de uno
de los últimos botes salvavidas que aún no se habían arriado, la cubierta de
pasajeros pudiera encontrarse despejada. Declaraciones posteriores de los
ocupantes recalcan que se encontraba abarrotada, que un grupo de marineros
tuvieron que formar una cadena humana para impedir que los pasajeros se
abalanzaran sobre el bote, que las mujeres y los niños eran arrastradas por los
marineros hasta el bote pasando entre la gente y la propia cadena, y que
incluso uno de los oficiales tuvo que efectuar dos disparos al aire para
mantener el orden. Aunque son testimonios, y como tal, no son una fuente 100%
fiable, debemos pensar que en las condiciones anteriormente mencionadas sería
muy difícil encontrarnos con una cubierta de botes despejada tal y como J.
Bruce Ismay y William E. Carter remarcan en sus declaraciones.
Cubierta de botes del Titanic
Una vez
en el agua, el bote salvavidas pudo ver como la cubierta de la bodega de carga
estaba inundada y se alejó por miedo a la succión. Durante su estancia en el
bote, Ismay permaneció en todo momento de espaldas al Titanic, pues según sus
declaraciones, prefería no ver como se hundía. Durante todo ese tiempo, Ismay
permaneció en la popa del bote y no dirigió la palabra con nadie ni cruzó una
mirada. Cuando fue rescatado por el Carpathia, su estado era bastante grave
debido a que solo tenía encima una bata y un pijama. Incluso aquí existen
diversas declaraciones sobre su comportamiento, pues mientras él asegura que
cuando un miembro del servicio se le acercó para ofrecerle alimento, este lo
rechazó y solo pidió una habitación donde poder estar solo, mientras que otros
testimonios de supervivientes, o incluso de oficiales del Carpathia aseguran
que las únicas palabras que artículo fue “Soy Bruce Ismay, por el amor de Dios,
deme algo de comer y consígame una habitación”. Sea como fuere, Ismay pasó la
mayor parte del trayecto en la habitación del médico del barco y sus únicas
incursiones fuera de ella estaban destinadas a enviar mensajes a la oficina de
la White Star Line en Nueva York para informar sobre la perdida del Titanic y
la posibilidad de retener el Cedric para su regreso, y el de la tripulación, a
Reino Unido, bajo el pseudónimo de Yasmi (Ismay escrito al revés). Estos
mensajes podían ser interceptados por cualquiera con capacidad de alcance
suficiente, por lo que, aun de carácter privado, serían públicos para todo aquel
que quisiera interceptarlos. Posteriormente estos mensajes serían empleados en
su contra durante la Investigación Americana y utilizados, entre muchas otras
armas, para desprestigiar la imagen de Ismay aludiendo sus deseos de escapar y
no enfrentarse a la situación.
Horas
después de su hundimiento, la prensa ya comenzaba a ofrecer información sobre
la situación del buque. Lo que en un primer momento sería un incidente
anecdótico con todos sus pasajeros a salvo y el Titanic siendo remolcado hasta
Nueva York, pasó por la transferencia del pasaje a otro buque, hasta finalmente
llegar a la verdad: Mas de 1500 vidas se habían perdido aquella noche.
Los primeros titulares del Titanic se basarían en especulaciones |
Los siguientes, ya tendrían la
confirmación oficial por parte de la WSL
El impacto en la sociedad por la perdida del
buque mas lujoso, grande, y seguro del mundo, pero especialmente por la perdida
de vidas (y mas especialmente, la relevancia de ciertos personajes entre esas vidas
perdidas) fue de tal magnitud, que se decidió crear una comisión de
investigación sobre el hundimiento, con el fin de esclarecer los motivos por
los cuales el Titanic había ido a pique y como era posible que se hubiera
cobrado tal cantidad de vidas. En definitiva: Justicia para los difuntos, sin
que la White Star Line o el Gobierno Británico pudiera interferir en esclarecer
toda la verdad. Al menos esto sería de cara a la galería, ya que en la
práctica, dicha investigación estaría encaminada a conseguir fines políticos
para particulares (principalmente contra el monopolio de algunos sectores
controlados por J.P. Morgan, verdadero propietario del Titanic) en lugar de
centrarse en aspectos meramente marítimos. Dicho sea de paso, la investigación
se inició basándose en las especulaciones que la prensa amarilla estaba
realizando en aquel momento, como el caso de que Bruce Ismay dejó el buque en
el primer bote en ser arriado o que ordenó al capitán Smith a tomar la ruta mas
al norte para llegar antes.
Desde el
mismo momento que el Carpathia atracó en el muelle 54 el 18 de Abril,
comenzaría la investigación, y Ismay sería retenido en tierra estadounidense
hasta que se esclareciera toda la verdad, o al menos, hasta que el senador
William Alden Smith así lo considerara. Esa misma noche ofreció unas
declaraciones a la prensa en las que se aprecia más como un discurso
publicitario, que en esclarecer lo ocurrido.
“En la presente y bajo la sombra de una catástrofe tan sobrecogedora, mis sentimientos son demasiados profundos para expresarlos con palabras. Solo puedo decir que la White Star Line, sus oficiales, empleados, harán todo lo posible para aliviar el sufrimiento y penas de los supervivientes y sus relativos y amigos de aquellos que han fallecido. El Titanic era la última palabra en construcción marítima. Toda reglamentación vigente por la Cámara de Comercio Británica ha sido puesta en práctica. Los oficiales y tripulación era la más experimentada y hábil en el servicio británico. He sido informado que un comité de Estados Unidos ha sido acordado para investigar las circunstancias del accidente. Encarecidamente apoyo la más completa y exhaustiva investigación, y cualquier ayuda que yo o mis asociados, o nuestros constructores o navegadores puedan aportar esta al servicio del pueblo y del gobierno de Estados Unidos y Gran Bretaña. Bajo estas circunstancias, debo encarecidamente posponer el hacer una mayor declaración en este momento. “
Pero
por aquel entonces, la prensa ya había encontrado el culpable perfecto y lejos
de interesarse por lo ocurrido, se centraron en como consiguió escapar del
barco para así alimentar la prensa amarillista que gracias a la tragedia se
encontraba en alza.
Artículo de la época sobre Ismay
Ismay
fue el primer testigo en declarar, y los esfuerzos del senador se centraban
principalmente en arrinconar a Ismay para conseguir el testimonio de que la
tragedia se debía a una negligencia humana (posteriormente veremos el por qué),
en lugar de un desgraciado accidente fruto de un cúmulo de casualidades. Sin
embargo, no lo consiguió, e Ismay se mantuvo en su papel de que la perdida del
Titanic no era debido a él, ni tampoco giraba en torno a él. Muchos de los
testimonios de otros supervivientes también se centraban en saber si había
visto a Ismay durante el hundimiento y si podía recordar lo que estaba haciendo
en caso de que así fuera. Sin entrar en demasiados detalles (la trascripción
completa, eso sí, en ingles, puede ser
encontrada en Internet en el siguiente link: http://www.titanicinquiry.org/), tras
un proceso que duro dieciocho días, se concluyó que en el hundimiento no
intervinieron factores humanos, pero que la perdida de vidas si que era debida
a ellos. Y que Bruce Ismay, a pesar de no estar por encima del capitán Smith,
si que habría condicionado el comportamiento de este mediante su estancia en el
buque. De esta investigación, surgió un héroe: Lightoller, y un villano: Ismay.
Paralela
a la comisión de investigación americana, habría surgido un juicio popular
impulsado por los medios de comunicación.
Lo cierto es que Ismay nunca había gozado de buena prensa ni en el
nuevo, ni en el viejo mundo: Para los americanos, no era mas que alguien que
había heredado su posición en lugar de ganársela (el gran hombre que se hace a
sí mismo del llamado sueño americano), mientras que para los europeos no era
mas que un trabajador corriente disfrazado de aristócrata. El pedigree es un
derecho de nacimiento, no algo que se consiga con el trabajo. Versiones
opuestas entre ambos mundos. Los acontecimientos de la noche del 15 de abril
eran la oportunidad perfecta para arremeter contra Joseph Bruce Ismay y,
mediante su figura, contra J.P. Morgan. La oportunidad perfecta para el
detractor perfecto: William Randolph Hearst.
Titular de la época sobre Ismay
También durante este marco cronológico, y
procedente de estos mismos medios, surgieron las cuestiones en torno a la
manipulación por parte de Ismay sobre el capitán para aumentar la velocidad, la
negligencia del director de la White Star por no proveer a sus buques con botes
salvavidas suficientes, o el hecho de que tras chocar con el iceberg, el
Titanic siguió navegando durante 45 minutos.
Aunque todas estas alegaciones eran mentira, el mito creado por Hearst
caló tan hondo, que incluso hoy en día sobrevive en la memoria popular. A pesar
de ser conocido por poca gente, pues su circulo era muy limitado, Ismay ha
pasado a la historia no solo con difamaciones a sus espaldas, si no con una
completa desvirtualización sobre si figura, pues en todos los medios
relacionados con el Titanic, ya sea films como en “A Night To Remember”
“Titanic”, como en diversos libros relacionados con la historia del buque, es
mostrado como una persona arrogante, negligente, e incluso inculto, a pesar de
la formación académica que recibió en su juventud. En definitiva, una versión
caricaturesca de su persona.
Artículo de la época sobre Ismay
La
investigación británica tuvo un tinte mucho más objetivo y enfocado a la
investigación marítima, en lugar de a los titulares, aunque bien es cierto que
causó menos expectación debido a que la tragedia ya había sido sustituida por
otros titulares referentes a otras noticias. A su llegada al hogar, fue
recibido con aplausos por parte de la sociedad británica, que se mostraba muy
en descontento con el trato procesado hacia Ismay. Si bien es cierto que se
abordaron temas referentes a la velocidad, botes salvavidas, compartimentos,
también se trató la figura en particular de Bruce Ismay durante el trayecto,
aunque lejos de la caza que se pretendió hacer durante la americana. En
definitiva, se concluyó que Ismay no tenía nada que ver en lo referente al
hundimiento, y se adoptó una nueva categoría, gracias a él: La de “súper
pasajero”, en referencia a el hecho de que el capitán puede verse influenciado
en sus decisiones teniendo como pasajero al gerente de la compañía para la que
trabaja, no tomando así siempre las decisiones mas óptimas para la travesía o
el pasaje, si no para la propia compañía.
Como
ocurre con cualquier leyenda, buena parte de ella se nutre de mitos. Y en el
Titanic encontramos decenas de ellos, desde la conspiración para cambiar un
buque por otro, hasta la maldición de una momia. Pero como el tema a tratar es
Bruce Ismay, centrémonos en ellos:
-Ismay
forzó al capitán a aumentar la velocidad para llegar antes a su destino y
conseguir titulares.
Este
rumor procede de unas declaraciones hechas por Elizabeth Lines durante una
demanda de indemnización conjunta interpuesta un año después de la tragedia.
Según sus declaraciones, Ismay quería romper el record del Olympic y así
conseguir titulares para el Titanic. Aunque jamás sabremos si esta conversación
tuvo lugar, si hay varios argumentos que podemos emplear para darla como
plenamente nula.
Escena de la película "Titanic" de 1,997 dirigida por James Cameron. En ella podemos observar a Bruce Ismay (Jonathan Hyde) y al Capitán Smith (Bernard Hill) teniendo la conversación mencionada. Al fondo, sentada y tomando una taza de té se encontraría Elizabeth Lines
Durante
la regencia de Thomas Henry Ismay, padre de Bruce Ismay, y durante la propia de
este, la White Star Line siempre tenía como política el que sus pasajeros
disfrutaran del lujo, la comodidad, y de sentirse seguros. La velocidad jamás
fue uno de los objetivos a conseguir por la compañía, pues con las
especificaciones técnicas del Titanic, se sabe, y se sabía, que jamás podría competir
contra el trío de la Cunard, más rápidos que sus adversarios de la Clase
Olympic. De las dos rutas marítimas de la época, la norte y la sur, esta última
aumentaba en 200 millas náuticas el recorrido, lo que significaría un retraso
en completar el viaje. Esto último era algo normal durante esos meses del año
(de enero a julio) ya que la norte únicamente se realizaba en las estaciones
frías (de agosto a diciembre). Durante aquel entonces, el buque insignia de la
compañía era el Olympic, y no el Titanic, por lo que los propietarios
centrarían sus esfuerzos en reforzar el liderazgo del Olympic en lugar de
traspasarlo al Titanic, más aún cuando ya había comenzado el tercer buque de la
clase Olympic que corregiría los fallos de sus predecesores. Si a esto le
unimos que se encontraban en plena huelga de carbón, y que llevar el barco a
toda velocidad durante toda la travesía habría resultado en un despilfarro
excesivo, sin necesidad alguna, de este combustible, no podemos si no dudar de
el hecho de que se pretendiera llegar a puerto un día antes. Aunque los
pasajeros no estarían obligados a abandonar el barco hasta su estancia
prevista, si que podrían haberlo hecho, pero habría resultado mas inconveniente
para ellos que beneficioso. Si es cierto que el lunes se pretendía llevar la
maquinaría del Titanic al máximo para ponerlo a velocidad punta, pero como
cualquier buque nuevo, se debe únicamente a motivos de probar la maquinaria
para ver su comportamiento, pues sus pruebas en la mar habían sido bastante
“simples” ya que se trataba de el buque gemelo del Olympic, y por lo tanto, se
comportaría igual que él. El hecho de llevarlo a máxima velocidad habría durado
entre dos y tres horas, y en condiciones meteorológicas favorables, como es un
mar en calma, y por supuesto, de día con una visión normal de los elementos que
pudieran percibirse alrededor del buque.
Por
otra parte, el Titanic ya había conseguido superar al Olympic en relación a sus
millas recorridas por día, así que no hay necesidad de competición cuando ya se
conocía el resultado (Smith ya había capitaneado el Olympic, y al ser gemelos,
ya sabía como se comportaría el Titanic al disponer de la misma maquinaria).
- La
Clase Olympic no disponía de botes salvavidas suficientes para el total del
pasaje.
Sería una
verdad a medias. Aunque si es cierto que en momento del hundimiento el Titanic
no contaba con botes salvavidas para todos, los diseños originales de la clase
Olympic (los del Titanic se perdieron en un bombardeo durante la II Guerra
Mundial) mostraban una capacidad de 32 botes salvavidas dispuestos en paralelo,
y no agrupados en referencia a la capacidad que tenían los pescantes de que así
estuvieran (no confundir con los 64 botes salvavidas sugeridos por Alexander,
que tiene que ver con los pescantes, no con la disposición de estos en
cubierta). Esto se hizo por que se esperaba que en un futuro muy próximo la
Cámara de Comercio modificaría la reglamentación vigente en referencia a los
botes salvavidas con relación a su tonelaje. Pero debido a un retraso en esta
modificación, se decidió suprimir una hilera de botes salvavidas para otorgar
mas espacio en la cubierta de botes para el disfrute de pasaje. Aunque el
Titanic hubiera dispuesto de todos los botes salvavidas para evacuar
completamente al personal, la diferencia de bajas habría casi nula. Los dos
últimos botes salvavidas no pudieron ser arriados a tiempo que el puente de
mando se hundió antes de que pudieran ser dispuestos en los pescantes o
arriados, con lo cual el resto de los botes habrían permanecido fijados a los
pescantes y arrastrados junto con el propio barco, hecho que sucedió con el
Lusitania dos años después. Si bien es cierto que Ismay pudo interferir en la
decisión de Alexander a la hora de dotar al buque con botes salvavidas para todos,
también es cierto que construyeron el buque con la idea de que en un futuro
próximo este aspecto sería modificado para cumplir con ese requisito. De hecho,
tras el hundimiento del Titanic, la White Star Line se obsesionó con la
seguridad de sus buques, como es el ejemplo de que el Olympic fuera retenido en
puerto antes de realizar su próximo viaje para dotarle de botes salvavidas
extras, o el abarrotamiento de botes salvavidas y pescantes en el Britannic. En
aquella época, la idea de botes salvavidas era visto como un medio de
transporte de un buque en problemas a otro seguro, y nunca como el único medio
para salvar al pasaje, pues se consideraba que el verdadero bote salvavidas era
el propio barco, que siempre dispondría de tiempo suficiente para realizar una
evacuación efectiva, gracias, entre otras cosas, a la comunicación Marconi.
HMHS Britannic |
RMS Olympic en su siguiente viaje post
hundimiento del Titanic
|
A la
finalización de ambas investigaciones, la vida de Ismay se vio truncada,
incluida la de su mujer, hasta tal punto, que se prohibió mencionar al Titanic
en su presencia. En palabras de Florence “había amado al Titanic demasiado”, y
lo había considerado su orgullo y su legado, por lo que, al hundirse, “quizás
ese fuera su justo castigo”.
Con el
artículo de hoy no se pretende cambiar de opinión a ningún lector acerca de la
imagen que se pueda tener sobre el sujeto en cuestión, simplemente como decimos
al principio, romper con algunos mitos que durante mas de un siglo se han
venido arrastrando, manipulando así la historia y convirtiendo en héroes, que
quizás no fueron tan héroes según la definición de la palabra, y en villanos,
que quizás no fueron tan villanos. Ambos fueron simplemente personas que
actuaron basándose en lo que son: Seres humanos ante una situación de gran
estrés, como es afrontar una muerte agónica. Ahora que se tiene una información
más amplia de la meramente popular, convendría pensar que una amplitud de miras
puede ser utilizada para una valoración más justa de la que solo aparecen en
los libros o films, cuyo principal objetivo es ser rentable, y después,
divulgar información.
Que
mejor palabras para cerrar este post, que las empleadas por George Bernarnd
Shaw en el Daily News:
“¿Que heroísmo hay en permanecer en un buque que se hunde cuando no puedes hacer nada para evitarlo?”
[Pedro Luis Campos]
Impresionante querido Pedro, me has dejado sin palabras. El artículo es esclarecedor, ameno y sobretodo perfectamente explicado y documentado, ya era hora de que se realizase un estudio en profundidad sobre la figura de este hombre del que tanto se ha hablado y tratado en los círculos titánicos. Personalmente yo siempre digo lo mismo con respecto a él, no creo que fuese un cobarde y considero que la historia le ha tratado de una manera muy injusta. Se necesitó un cabeza de turco porque lo que ocurrió era tan impensable, tan irreal, tan imposible que requería un culpable, tenían que encontrar a alguien a quien poder achacar el completo horror que habían vivido. No podemos olvidar nunca el momento histórico en el que estaban inmersos, esa sensación absoluta de poder y de invencibilidad que, por supuesto, no era más que una mera ilusión. Desde luego lo dicho, excelentísimo artículo Pedro y la frase final es el perfecto resumen del mismo. Mi enhorabuena!!
ResponderEliminarHola, Irene, Pedro! Nunca fui un defensor de Ismay, si bien tampoco nunca lo condené. Por eso quise leer este artículo con la mente bien abierta. Es excelente, sin embargo me quedan dudas: entiendo que Lines tenía motivos para mentir o, al menos, exagerar la realidad: sus declaraciones tenían el objetivo de reclamar por las pérdidas que sufrió. Pero también tenemos otros testimonios de personas que afirman que Ismay insistía con la velocidad, como las pasajeras Ryerson y Thayer, que se encontraban de paseo por la cubierta de botes la tarde del 14 y las abordó Ismay sacando del bolsillo una advertencia de témpanos, y jactándose de que solo iban a 21 nudos, que encenderían un par de calderas más y que sorprenderían a todos llegando a Nueva York un día antes... ¿Conocen estas declaraciones? No las encuentro viciadas, a menos que Ismay fuera el que mentía por vanidoso...
ResponderEliminarAlejandro Fabián López
Hola Alejandro! Gracias por comentarnos, nos encanta que lo hagáis! Pues verás, mi opinión personal acerca de las declaraciones respecto a este tema es que posiblemente las testigos no mintiesen, de hecho estoy convencida de que no lo hicieron. Seguramente ni siquiera Elizabeth Lines, quizás sí lo exageró. Creo que Ismay estaba encandilado con el Titanic y que sí hablaba de la velocidad y de llegar antes, sin embargo nunca le he dado la importancia que se le dio después. Me explico. Considero que él simplemente lo comentaba, como puedo comentarte yo que mi coche se pone a 200 km por hora, un poco con un trasfondo prepotente e incluso pedante, pero no creo que este tipo de declaraciones tuvieran que ver con el accidente. Es más, siempre he pensado que Ismay era el típico fantasma, que se cree mejor que el resto y necesita estar constantemente afirmándolo. El hundimiento del Titanic supuso para él mucho más que la pérdida de prestigio social, creo que fue un varapalo inmenso en su forma de ser y actuar. Fue un bofetón de realidad y tuvo que sobrevivirlo. Tan sólo es una opinión personal, puede que esté equivocada.
ResponderEliminarBuen artículo y completamente cierto que se dijeron y se escribieron muchas palabras demás que van apuntando a la necesidad de tener un culpable y la oportunidad de venganza de otros personajes pero OJO cada cosa en su lugar porque si bien como dice el Sr Shaw no hay heroísmo en permanecer en un buque que se hunde cuando no puedes hacer nada para evitarlo también en valido preguntarse si hay heroísmo en subirse a un bote salvavidas y dejar atrás a mujeres y niños morir en un barco vinculado a la empresa que preside el Sr Ismay que el mismo no tuvo el valor de verlo hundir...Saludos a todos
ResponderEliminarBuenas noches!
ResponderEliminarHoy he decidido realizar un trabajo totalmente voluntario sobre el RMS Titanic.
Buscando información por Internet me he encontrado con este blog y lo cierto es que me esta resultando de gran ayuda para la investigación que tengo en marcha.
Aludiendo a la figura de Joseph Bruce Ismay, creo que, como bien trata Irene, el Titanic era una manera de sentirse orgulloso de sí mismo, por lo que podemos encontrar prepotente la afirmación de que el barco llegará a viajar a 25 nudos, pero pienso que la prensa trato de acusarle a él del incidente, tal vez para pensar que el ser humano tiene un poder sobre la naturaleza misma y que esta no puede condicionar al hombre, como (a mi parecer y en este caso) si lo hizo.
Un saludo!