Para
comprender el Titanic es necesario conocer y entender todos aquellos
detalles y sucesos que dieron lugar a su nacimiento. De esa forma, no sólo
conoceremos mejor el buque, sino que comprenderemos muchos de los aspectos
característicos de éste.
Los
siglos XIX y XX, con el auge de un nuevo mundo llamado América, el comercio
marítimo estaba en alza gracias al transporte de mercancías y de inmigrantes.
Thomas
Henry Ismay, padre del conocido J. Bruce Ismay, siempre se caracterizó por ser
un gran hombre de negocios y aprovechaba cada buena oportunidad que se le
presentaba para incrementar su fortuna. Como un marco histórico como el
anterior citado, no es de extrañar que en 1.868 decidiera comprar la White Star
Line, por aquel entonces una compañía en quiebra que realizaba viajes con
destino a Australia, por la suma de 1.000 £.
Los viejos barcos de esta compañía fueron repuestos por nuevos buques de
vapor para intentar instaurar su supremacía en las rutas del Atlántico Norte.
Un año después, T. H. Ismay fundó la Oceanic Steam Navigation Company (OSNC),
que se convertiría en compañía aliada de la White Star Line.
Los
viajes entre el viejo y el nuevo mundo, suponían una travesía muy larga y, en ocasiones difícil, por lo que T. H. Ismay pensó que ofreciendo una nueva
flota que asegurara seguridad y, especialmente, lujo, conseguiría desbancar a
toda las compañías rivales. El sueño ya había sido creado, ahora lo único que
se necesitaba era un “demiurgo” capaz de darle forma.
Retrocediendo
en el tiempo, llegaremos hasta 1.858, fecha en la que Edward J. Harland y Gustav
Wolf fundan la llamada Edward J. Harland & Company, que tres años más tarde
sería renombrada bajo la firma de Harland & Wolff.
La
Revolución Industrial había permitido el segundo auge tecnológico en la historia
de la raza humana y nuevas aplicaciones y progresos tecnológicos eran
empleados con regularidad en la creación de nuevos buques mas seguros, rápidos y fructíferos.
Tras
instalar las oficinas de la White Star Line en Liverpool, T. H. Ismay llegó a
un acuerdo con Harland & Wolff, mediante la cual los buques serían
financiados por Gustav Schwabe, a cambio de que estos buques fueran construidos íntegramente por esta compañía. Por aquel entonces, Harland & Wolff ya había reformado y expansionado sus
astilleros para satisfacer el creciente volumen de demanda como empresa líder
en el sector naval. Este acuerdo le permitiría a la White Star Line convertirse
en la compañía predominante en las rutas del Atlántico Norte.
Harland
& Wolff construiría estos buques bajo sus propias especificaciones sin
escatimar en gastos. Esta alianza sería
más fructífera de lo primeramente imaginado, pues ni el astillero construiría
buques para las compañías rivales de la WST, ni esta última encargaría la
construcción de ningún buque a ninguna otra compañía rival de H&W.
El
primer buque resultado de este acuerdo, es el llamado Oceanic, al que le
seguirían tres buques gemelos: Atlantic, Baltic y Republic
Oceanic I
La velocidad
no era una de las preocupaciones de T. H. Ismay, sino garantizar el confort y
sensación de seguridad en los pasajeros que eligieran su flota para atravesar
el Atlántico. De este modo, los bancos en los salones y comedores fueron
sustituidos por sillas individuales, los salones, zonas comunes y habitaciones
de los pasajeros fueron reubicadas en la zona central del barco (donde la
inercia del mar y vibración de las máquinas a través del casco se siente
menos). El casco de los buques se dividió en compartimentos estancos cuyo punto
de unión eran unas puertas que en caso de que uno de estos compartimentos
estuviera comprometido, permitirían cerrarse para asegurar la estabilidad del
buque. No obstante, esta técnica no era vanguardista, pues ya se había realizado
con anterioridad en otros buques que, eso sí, resultaron en fracasos
comerciales.
Las
compañías rivales no vieron ninguna amenaza en estos nuevos gigantes del mar.
Se equivocaron, pues a mediados de los 70 la White Star Line se convirtió en la
compañía líder en el transporte de mercancía y pasajeros gracias a la solidez,
velocidad y optimización de recursos que ofrecía esta nueva flota. Para 10877,
la compañía llegó a un acuerdo con el gobierno Británico para el transporte de
mensajería a América. Este acuerdo no solo ofrecía una nueva fuente de
ingresos, sino una denominación de prestigio, pues ahora las siglas R.M.S.
(Royal Mail Steamer) o Buque de Correo Real eran precedidas al nombre del
barco.
Fue a
partir de entonces cuando las compañías rivales comenzaron a tener en cuenta
los diseños, especificaciones y detalles minuciosos de esta nueva flota, hasta
tal punto de construir barcos más rápidos y grandes, problema que fue
solucionado con la creación del Oceanic II en 1.899, que si bien se convirtió en
el buque mas grande hasta la fecha (en cuanto a longitud, pero no en tonelaje) no podía competir en velocidad con la flota alemana. A este nuevo buque, se le
uniría otro más: El Olympic, pero la muerte en 1.899 de T. H. Ismay hizo que
estos planes fueran aplazados, y la regencia de la compañía fue asumida
entonces por J. Bruce Ismay.
Oceanic II
Con la
creación de la turbina de vapor, el horizonte tecnológico parecía distanciarse y dos nuevos buques fueron lanzados bajo la insignia de la White Star Line: El
Celtic en 1.901 y el Cedric en 1.902 respectivamente. Originalmente se
convertirían en un nuevo cuarteto (Celtic, Cedric, Baltic y Adriatic) pero en
la realidad estos fueron los dos últimos buques lanzados por la WTS como
compañía independiente, pues en 1.902 la White Star Line fue absorbida en un
conglomerado de empresas navales bajo la financiación de J. P. Morgan llamada
The International Mercantile Marine Company (IMM), cuyo registro sería
británico para evitar las elevadas tasas portuarias de Estados Unidos, además
de por intervención del gobierno Británico para evitar una perdida considerable
de su flota mercantil.
Las
compañías rivales entendieron este conglomerado como una amenaza potencial, por
lo que era necesario tomar medidas para aplacar semejante “Leviatán”: Viendo el
increíble éxito de las turbinas de vapor, la Cunard solicitó la financiación
para la construcción de dos nuevos gigantes de los mares al gobierno británico:
el Lusitania y el Mauretania. A cambio, el gobierno podría tomar el control de
estos buques en caso de necesidad. A pesar del éxito en cuanto en referente a
velocidad, el enorme consumo de carbón y las notables vibraciones de las
turbinas en las dependencias de los pasajeros frenaron a la White Star Line de
emplear las mismas especificaciones para la construcción del Adriatic, que
demostraría ser la culminación de todas las innovaciones de sus predecesores.
Baños turcos, gimnasio y, por primera vez en un barco, piscina cubierta.
Adriatic
Aunque
demostró ser un éxito, la White Star Line necesitaba una nueva gama que
ensombreciera a los nuevos gigantes de la Cunard. Ya habían fijado su
estrategia en base al confort, lujo y seguridad de sus pasajeros, por lo que en
1,907, durante una cena en Belgrave Square, hoy actual embajada de España en
Inglaterra, J. B. Ismay y W. J. Pirrie, el por entonces actual presidente de Harland &
Wolff, fijaron la construcción de la clase Olympic: dos grandes buques gemelos, Olympic y
Titanic, al que se uniría un tercero en caso de que el proyecto fuera un éxito,
el Gigantic, posteriormente conocido como Britannic.
Barcos de la clase Olympic
[Pedro Luis Campos]
Buena información. Gracias, me ha servido :) Me gusta está página, es muy completa ;) Buen trabajo!
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