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Viaja un siglo atrás y adéntrate en el Buque de los Sueños. En su interior, las vidas y las historias de las 2,208 personas que depositaron sus ilusiones, sus esperanzas y sus anhelos en él. Conoce de su propia mano esta travesía que ya es eterna, conoce la Verdadera Historia del Titanic.


viernes, 20 de septiembre de 2013

Edith Russell y su cerdito musical

Muchos de vosotros conoceréis la historia de Edith Russell, una periodista de 34 años que embarcó en el Titanic en primera clase. Ella es una de las pasajeras más conocidas del barco y gran parte de ello se debe a su historia en el bote salvavidas número 11 y su cerdito musical, conocido hoy en día como "el cerdito del Titanic". 
Edith Rosenbaum, más tarde conocida como Russell, en 1.911

El cerdito musical de Edith tiene historia. Un año antes de embarcar en el Titanic, en 1,911, ella había sufrido un accidente de tráfico en París, Francia, mientras hacía las veces de corresponsal de moda. Había sido la única superviviente. El conductor, un adinerado alemán de apellido Loewe, había muerto en el golpe. La causa fue, probablemente, un exceso de velocidad. Se rumoreó que él era su pareja y que por ello Edith había estado tan deprimida tras el accidente, sin embargo esto nunca se ha podido demostrar. 
La madre de Edith acudió rauda a Francia para comprobar el estado en el que había quedado su hija. Tras comprobar que afortunadamente para ella el golpe no había sido tan grave, le regaló una pieza excepcional, un cerdito de juguete que al accionar el rabito hacía sonar una canción llamada "Maxixe". Le hizo prometer que siempre lo llevaría consigo. Ella nunca faltó a su promesa.

"Lucky Pig" el cerdito musical de Edith Rosenbaum (Rusell)

Embarcó en el Titanic el miércoles 10 de abril de 1.912 en el puerto de Cherburgo tras 18 meses trabajando en Francia. Debido a un percance sufrido en el puerto de salida, el buque llegó con retraso y los pasajeros tuvieron que esperar más de una hora a embarcar. Lo hicieron a través del transbordador Nomadic. Allí Edith coincidiría con personalidades tales como John Jacob Astor y su joven esposa Madeleine o Margaret "Molly" Brown.

Su regreso a casa no le hacía especialmente feliz. En su escala a Queenstown (actual Cohb), Edith le enviaría una carta a su secretario, situado en París, donde le describía con todo lujo de detalles el magnífico buque donde viajaba pero el pesar que sentía por abandonar Francia.


"Mi querido Shaw, este es el barco más maravilloso que pueda imaginar. En longitud sería proporcional a la distancia desde la esquina de la Rue de la Paix, hasta la Rue de Rivoli.Todo lo posible está aquí, piscina, baños turcos, gimnasio, una pista de squash, cafés, salones de té, una sala exclusiva de fumadores, salones inmensos más grandes que los de cualquier gran hotel y dormitorios con camas de mayor tamaño que las que puedes encontrar en cualquier hotel de París. Es un monstruo y no puedo decir que me gusta. Me siento como si estuviese en un hotel inmenso más que en un acogedor barco. Todo el mundo es tan serio y formal. Hay cientos de empleados, botones, mayordomos, azafatas y hasta ascensores. Decir que es maravilloso es incuestionable, pero no da la sensación que antiguamente proporcionaba un buque. Ahora estamos parando en Queenstown. Odio abandonar París y estaré feliz cuando pueda regresar. Voy a descansar, que lo necesito, durante este viaje sin embargo, no puedo olvidar mi tristeza y una premonición de problemas..."


La tarde del 14 de abril Edith salió a pasear por la cubierta como hacía cada día. En su cabina ya había podido comprobar que empezaba a hacer frío y al salir fue corroborado. Allí pudo observar la última puesta de sol que viviría el Titanic, una de las más hermosas que muchos de los allí presentes habían podido ver en toda su vida, toda una ironía. Ella misma dijo de este momento que había visto a varios hombres mirando en dirección a la popa, el reflejo del sol marchitándose en el agua "[...]en una ancha línea roja que iba desde babor hasta el horizonte".

Esa misma noche, a las 23,40, el Titanic chocaría con un iceberg y sería herido de muerte. En ese momento Edith se encontraba ya descansando en su camarote, posiblemente el A-11, que se encontraba ubicado en la zona de proa por el lado de estribor. Ella notó perfectamente la colisión e incluso pudo observar el iceberg a través de su ventana.


Posiblemente el camarote de Edith

En un primer momento, Edith acudió a la cubierta de botes, donde vería cómo varios trozos de hielo presidían la zona. Allí un miembro de la tripulación le aseguró que todo iba bien y que podía volver a su cabina para seguir durmiendo. Justo antes de volver a la cama, un mayordomo le informó de que tenía orden de informar a todo el pasaje que debía ponerse sus chalecos salvavidas y subir a cubierta. Ella no entendía nada, hacía un momento le habían dicho que no había de qué preocuparse y ahora le mandaban evacuar. Ordenó la cabina, cerró todos sus baúles con llave y cogió su cerdito musical, quizás pensando en esos malos presagios que había tenido. 
Mientras abandonaba su cuarto y según sus propias declaraciones, Edith se encontró con el mayordomo asignado a su zona de camarotes, Robert Wareham un camarero inglés de 37 años. Él le dijo que creía que sólo era una medida de precaución sin importancia y que seguramente el buque sería remolcado hacia Halifax, la costa más cercana. En ese momento ella decidió que lo mejor sería entregarle la llave de sus maletas y él le dijo "yo en su lugar me despediría de ellas". Quizás Wareham sabía de la gravedad de la situación y no quiso alertar a Edith o fue su forma de decirle que subiese a un bote. Nunca sabremos si esta historia es cierta, el mayordomo sucumbió a la tragedia.

Al salir al pasillo Edith aseguró en sus memorias que pasó por el camarote de Robert Daniel, un americano de 27 años que se alojaba en una cabina de la cubierta A no identificada. Viajaba con su perro, Gamin de Pycombe, un bulldog francés  de competición (puedes conocer más de él en esta entrada) que por las declaraciones de Edith, sabemos que estaba con él en el dormitorio. Allí se encontró la puerta entreabierta.
"El perro estaba muy asustado. Le acaricié y lo acosté en su cama. Era muy obediente, se sentó allí y me miró con dulzura mientras cerraba la puerta. Yo entonces no sabía el peligro que se cernía sobre nosotros, de ser así lo habría llevado conmigo".

Se desconoce si esta historia puede ser veraz, Edith Russell mintió o adornó en varias ocasiones sus declaraciones.

Al llegar a la cubierta, Edith en un principio se negó a subir a un bote salvavidas mientras hubiese otras mujeres y niños en la zona, sin embargo un miembro de la tripulación se pensó que el cerdo era en realidad un bebé, por lo que lo lanzó al bote 11 y finalmente Edith embarcó con él. Lo demás es historia. La joven usó el cerdito musical para intentar calmar a los siete niños que compartían con ella el salvavidas. Dos de ellos eran bebés. En su testimonio recordó la crudeza del frío que tuvieron que pasar hasta ser rescatados.
En esta entrada se relatan con mayor detalle las vivencias de algunos pasajeros de dicho bote.

En sus memorias, Edith aseguró que los gritos de los que habían quedado en el mar le habían recordado a vítores y dijo que incluso un tripulante del bote les había animado a unirse a ellos, creyendo que estaban todos salvados. Seguramente este testimonio surgiera fruto de la imaginación de Russell, no se ha podido comprobar que esto sea cierto.

Ya de madrugada, el Carpathia llegó al lugar de la tragedia. Edith relató que había muchas olas y que por ello estuvieron a punto de chocar con otro bote. Primero subieron a los niños envueltos en lona y después el resto de los supervivientes. Ella fue izada mediante una guindola, una especie de asiento con una cuerda, que rozó varias veces el casco del Carpathia. Ya a bordo, Edith aseguró que durmió sobre una mesa de comedor que le hizo las veces de cama.

Tras su regreso a Nueva York, Edith Rosenbaum, más conocida como Edith Russell, siguió trabajando como periodista. Fue una de las primeras mujeres corresponsales de guerra de la historia y nunca se separó de su cerdito, tal y como le prometió a su madre. Nunca se casó y no tuvo descendencia.


Edith y el cerdito tras el naufragio del Titanic

En el año 1,958 se estrena el filme A Nigth to Remember (La última noche del Titanic), dirigido por Roy Baker y basado en el libro de Walter Lord, uno de los primeros historiadores del Titanic. Edith Russell, que aparece representada en esta película por la actriz Teresa Thorne, asistió al set de rodaje y llevó consigo su fiel cerdito musical, donde le haría accionar deleitando a todos los presentes con la misma música que había sonado en el bote 11 casi medio siglo antes.

Cartel de A Nigth to Remember (La última noche del Titanic)

Edith Russell y su cerdito junto a Teresa Thorne, actriz que la representa en A Night to Remember (La última noche del Titanic)
Edith Rosenbaum (Russell) moriría en un hotel de Londres a los 95 años de edad. Se había convertido en una mujer huraña y excéntrica a la que nadie le tenía demasiado cariño. Muy seguramente era víctima de Alzheimer, pero en el año 1,975 no se sabía mucho sobre el tema y sencillamente fue tomada por loca.
Edith en su madurez y su cerdito 

En el año 2.013 se produjo la magia. El museo Marítimo Nacional de Inglaterra consiguió volver a dar voz a esa dulce melodía que había sonado en el bote 11. Mediante un escáner en 3D con rayos X, los científicos averiguaron cómo funcionaba la caja de música de su interior. Se comprobó que el problema principal había sido que la colita rizada del muñeco se había separado y se había quedado atrapada en el interior. Introdujeron una varilla de latón en el mecanismo, la giraron y finalmente la canción Maxixe volvió a sonar para todos, exactamente igual que esa noche de 1.912.
Esta es la grabación de esa música, con esta melodía esa fría madrugada dio calor a siete pequeños pasajeros. Disfrutadla.





[María Neira Domínguez]


1 comentario:

  1. yo vi a night to remember y esa musica era linda y lo de la edith loca no me lo tomo asi ¡Loca!¿En Serio?

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